martes, 8 de octubre de 2019

El origen del dualismo antropológico (Platón y Aristóteles)

En el dualismo, ‘mente’ se opone a ‘cuerpo’, pero en épocas diferentes, distintos aspectos de la mente han sido el centro de atención. En los períodos clásico y medieval, se consideraba que el intelecto era más evidentemente resistente a una postura materialista, es decir, que mente no se podía reducir a cuerpo: a partir de Descartes, se suponía que el principal obstáculo para aceptar el monismo materialista era la ‘consciencia’, cuyo caso paradigmático es la consciencia fenoménica o la sensación.

El énfasis clásico se origina en la obra "Fedón" de Platón. Platón creía que las verdaderas sustancias no son los cuerpos físicos, que son efímeros, sino las Formas eternas de las cuales los cuerpos son copias imperfectas. Estas Formas no sólo hacen el mundo posible, sino que también lo hacen comprensible, capaz de ser entendido por las mentes humanas.
Es la conexión de las Formas con la inteligibilidad, es decir, con que puedan ser integradas en la mente humana y sobrepasar la frontera objeto-sujeto, lo que es relevante para la filosofía de la mente. Dado que las Formas son el fundamento de la inteligibilidad, son lo que el intelecto debe comprender en el proceso de entendimiento. En el Fedón, Platón presenta una variedad de argumentos acerca de la inmortalidad del alma, pero aquel que es relevante para nuestro propósito es el que sostiene que el intelecto es inmaterial porque las Formas son inmateriales y el intelecto debe tener una afinidad con las formas que aprehende (78b4-84b8). Esta afinidad es tan fuerte que el alma lucha para dejar el cuerpo en el que se encuentra aprisionada y para morar en el mundo de las Formas. Podría llevar muchas reencarnaciones que esto se lograra. El dualismo de Platón no es, por lo tanto, simplemente una doctrina en la filosofía de la mente, sino una pieza integral en la totalidad de su metafísica.

Un problema con el dualismo de Platón es que, aunque él habla del alma en cuanto aprisionada en el cuerpo, no hay una explicación clara de qué une un alma particular con un cuerpo particular. La diferencia en cuanto a su naturaleza hace de la unión un misterio.

Aristóteles no creía que las Formas platónicas existieran independientemente de sus instanciaciones. Las formas aristotélicas (la F mayúscula ha desaparecido, junto con su estatus de entidades autónomas o independientes) son la naturaleza y las propiedades de las cosas, y existen encarnadas en las cosas. Esto permitió a Aristóteles explicar la unión del cuerpo y del alma, al explicar que el alma es la forma del cuerpo. Esto significa que el alma de una persona particular no es más que su naturaleza en cuanto ser humano. Dado que esto parece hacer del alma una propiedad del cuerpo, muchos intérpretes, tanto antiguos como modernos, entendieron su teoría como materialista o, como mínimo, una suerte de dualismo de propiedades, donde el dualismo no lo encontramos en que haya dos sustancias diferentes que conformen por un lado la mente y por otro el cuerpo, sino que el dualismo lo encontramos en las propiedades (es decir, de aquello que las hace ser lo que son), cerebro y mente, cuerpo y razón tienen propiedades distintas. La interpretación de la filosofía de la mente aristotélica – y, en efecto, de toda su teoría de la forma – continúa hoy siendo un tema tan vigente como lo fue inmediatamente después de su muerte.

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