jueves, 13 de marzo de 2025

Presión social: ¿Por qué cambiamos nuestras opiniones cuando el grupo piensa diferente?

 Imagina que estás frente a una pregunta sencilla, cuya respuesta es evidente. Pero, ¿qué harías si todas las personas a tu alrededor respondieran lo contrario? Esto mismo se preguntó Solomon Asch en los años 50, al diseñar un experimento que cambiaría para siempre nuestra comprensión sobre la influencia grupal.

El psicólogo reunió a varios grupos de siete personas para realizar, supuestamente, un estudio sobre percepción visual. Lo que desconocía el participante real es que los otros seis eran cómplices del investigador. Asch mostró dos tarjetas: una tenía una línea, y la otra, tres líneas más, cada una con diferente longitud. Los participantes debían identificar cuál de estas tres líneas era igual a la primera tarjeta.
El experimento de Asch de conformidad grupal
Al principio, todos respondían correctamente, generando confianza en el sujeto real. Sin embargo, en cierto punto, los cómplices empezaban a responder incorrectamente y de forma unánime. La gran pregunta era: ¿el sujeto real mantendría su respuesta correcta o cambiaría para coincidir con la mayoría?

Los resultados fueron impactantes: un sorprendente 75% de los participantes se adaptó, al menos una vez, a la respuesta equivocada del grupo, aunque claramente sabían que era incorrecta. En conjunto, aproximadamente un tercio de las respuestas individuales estuvo influenciado por la presión grupal.

Este experimento reveló el fuerte deseo humano de encajar socialmente, incluso sacrificando nuestro propio juicio crítico. Hoy en día, el estudio de Asch sigue siendo un pilar fundamental para entender comportamientos actuales como las tendencias en redes sociales, la moda y las dinámicas de opinión pública. Una poderosa lección que demuestra cuán vulnerables somos frente a la necesidad de aceptación social.

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