jueves, 11 de octubre de 2012

La Crisis Política Española: I - Los orígenes

El divorcio entre ciudadanos y políticos es un hecho. ¿Pero porqué ahora, en la segunda década del Siglo XXI y no antes? Esta y otras muchas preguntas son las que me propongo responder en los siguientes capítulos.

Empezando por el de hoy, el origen, es decir, la causa, de los políticos actuales tal y como los conocemos hoy en día.

I - Los orígenes


Antes de hablar de la política española democrática tras la Transición me parece ejemplificador dar muestra de unos datos. Entre 1876 (fecha del inicio de la Restauración borbónica en España) y 1923 (año en que se produjo el Golpe de Estado que alzaría a Miguel Primo de Rivera) se llevaron a cabo 21 elecciones generales en España, esto es: 21 elecciones en 47 años. 

En estas 21 elecciones, dejando de lado los pucherazos y fraudes electorales, ¿cuántos partidos consiguieron llegar al poder? La respuesta es muy inferior a la que la intuición podría darnos. Dos. Sólo dos partidos consiguieron llegar a ser los más votados en 47 años. Sólo dos partidos fueron los que llevaron a un hombre a la Presidencia del Gobierno. Parece que el bipartidismo en España es más tradición que costumbre.


Tras la Dictadura de Primo de Rivera, la Dictablanda del general Berenguer, la II República y la Dictadura de Franco nos encontramos con la Transición. El origen de nuestros políticos actuales.

Fueron tres las procedencias de los políticos durante la transición:

  • Los que venían del franquismo.
  • Los que venían del exilio.
  • Y los que venían de la oposición ilegal en el interior del país.
Fueron estos tres tipos de políticos que engendraron los partidos de los que gozamos ahora o sus sucesores. Estos señores fueron los que tomaron las decisiones que originarían el tipo de democracia en la que viviríamos. Y fueron dos las decisiones más influyentes. 

La primera decisión fue adoptar un sistema electoral proporcional, es decir, con circunscripciones, y con listas cerradas. Es a partir de esta decisión que se origina la desproporción en los votos necesarios para conseguir un escaño entre partidos. Si un partido necesita 200.000 votos para conseguir uno y el que menos necesita 40.000 es a causa de esta curiosa proporcionalidad que origina desproporción.

La segunda decisión fue la descentralización del Estado. Se originarían a partir de ella 17 Comunidades Autónomas. Algunas de ellas tuvieron su origen en los Estatutos que se elaboraron para ellas durante la II República (es el caso de Galicia, Euskadi y Cataluña). Otras tomaron forma a partir de nacionalidades históricas o reinos medievales (es el caso de Murcia, Andalucía, Baleares o Asturias) y a otras aún les intento dar sentido, sin frutos por el momento. Además se unieron en los años 90 dos ciudades autónomas: Ceuta y  Melilla.

Los peligros de una excesiva descentralización se debían subsanar a partir del papel vertebrador de dos partidos centrales que recogiesen a nivel estatal y autonómico los votos de los ciudadanos y a partir de una Constitución que velase por la unidad de España.

Tres décadas y pico más tarde vemos que ambas decisiones han resultado monstruosas.

Por un lado las listas cerradas han creado la actual casta política en que la regeneración de los hombres que se presentan por las listas proviene de las juventudes de los mismos políticos. Esto engendra una desnaturalización y una atmósfera cargada y cerrada en que los políticos se alejan cada vez más de la realidad social que deben representar. Por supuesto, acaba con una política que no representa al ciudadano, sólo al mismo político o a aquel que lo beneficia. El político ya no tiene ni idea de lo que pasa a pie de calle. 

Los partidos políticos que debían aunar a los políticos con ideas semejantes se convierten simplemente en ideales fijos con hombres que venden los suyos a cambio de formar parte de esa élite. Una élite como casta casi parasitaria que vive del nepotismo. Que vive de enchufar a familiares y amigos en los millares de cargos elegidos a dedo de que gozan los partidos.

Por otro lado, la segunda decisión, la de descentralizar el Estado acabó convirtiéndose en un abrir la puerta a la plaga. En lugar de desparasitar la casa se construyó un segundo piso para que pudiesen parasitarla también. 17 Comunidades Autónomas, 51 provincias, todas con sus parlamentos y diputaciones y a la postre millares de empresas. Y todas y cada una de ellas rellenadas de políticos, de familiares, de amigos, de cargos elegidos a dedo con el fin no de crear riqueza sino de abastecerse y succionar la ya creada.

Pero no era suficiente, cuando el poder ejecutivo y legislativo ya corrompidos se quedaron pequeños se comenzó a colonizar el judicial. Se politizó el Tribunal Constitucional y el Consejo General del Poder Judicial . Cuando esto no fue suficiente, más tarde se colonizaron también los bancos. Y cuando tampoco lo fue se tomaron las cadenas de televisión públicas. Esto último con dos fines, llenar más huecos de amiguismo y adoctrinar a las masas.

Así que no es de extrañar que, poco a poco, el ciudadano se diese cuenta de la diferencia social entre ellos y aquellos que se llaman a sí mismos representantes. Así fue como dejaron de sentirse representados.



5 comentarios:

  1. tenemos los politicos que nos merecemos. al fin y al cabo son los que elegimos. quieras o no eso es democracia.

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  2. No, la democracia consiste en poder elegir a tus representantes y tener la capacidad de destituirlos si no hacen bien su trabajo. Aquí no podemos hacer ni una cosa ni la otra.

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    1. No, eso es el país mágico de la piruleta para perroflautas como tú, no es la democracia.
      En España podemos elegir entre muchos partidos, si no te gustan los que están vota otros que no estén. Como la mayoría absoluta de españoles ha votado PP pues tenemos gobierno democrático del PP.
      Y punto.

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  3. Jaja, cómo mola JotaJota, no tiene ni idea y encima se pone chulo... En fin, así nos va.

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    1. Personalmente me encanta el "tenemos gobierno democrático del PP. Y PUNTO.". Muy 'democrático' por su parte.

      No borro comentarios así porqué en el fondo son hasta graciosos.

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