viernes, 30 de marzo de 2012

¡Están luchando por nuestros derechos!

Hoy, en mi ciudad, he visto como los que luchan por nuestros derechos enterraban otros bajo silbatos, banderitas y pegatinas. Sí, se enterraba el derecho a no secundar la huelga. Puede que algunos piensen que eso es debido a la coacción del jefe, o a que están a favor de la reforma laboral, o a que están poseídos por el demonio del neoliberalismo (y que poseídos por este gritan, en privado y en catalán, como Aznar: "¡Mira lo que ha dejado la guarra de Zetaparo!").

Pero el caso no es este, más allá de las razones que lleven a alguien a no secundar la huelga está el hecho de que hay una intención de no secundarla. Sin embargo, este derecho es pisoteado al son de silbatos y gritos de "¡Estamos luchando por vuestros derechos!" por los famosísimos piquetes informativos. Esta reunión de afiliados a sindicatos (entre los cuales figuran los liberados sindicales, que curiosamente pese a cobrar de una empresa o ayuntamiento sólo suelen trabajar en día de huelga) coaccionan mediante el apropiamiento del monopolio de la fuerza a las empresas o el uso implícito de esta (dicho en plata: rompiendo un escaparate y mirando a la empresa de al lado. Empresa que interpretará correctamente un: "¡Vaya! S'a rompí'o el ascaparate, cierra ya no sea que s'arrompa el tuyo".

Todos estos escandalosos y delictivos (no lo olvidemos) chanchullos quedan enmascarados bajo una tupida capa de humo. Del humo que emite la Huelga General, todo vale porqué estamos luchando por tus derechos. A mi novia esto le sugiere una emisión de rabia contenida, que (imagino) bajo el humo de esta jornada pasada y escondidos bajo el anonimato que proporciona dejar de ser Chamberlain José Sánchez García para ser uno mas del piquete sindical se ve tentada a ser desatada. Unido a esto a mí me esta situación de tergiversación de las razones ajenas de no secundar la huelga por x (coacción del empresaurio, estar a favor de la reforma, ser mas PPista que el PP, etc), seguida de una suplantación en la titularidad del derecho a ejercerlas bajo la luz de la Verdad Absoluta ("Tienes que comprender que esta huelga la hacemos para todos, hay que cambiar las cosas y esto te beneficiará a ti también." -dice el portavoz del piquete a una dependienta mientras otro miembro de éste lanza los objetos de los estantes al suelo. Caso real) me recuerda a la suplantación de la jefatura de Estado bajo la luz de otra Verdad Absoluta. Es decir, un golpe de estado. Ambos quebrantan derechos. Ambos ejercen este quebrantamiento apoyados por la fuerza. Ambos se creen en la posesión de la razón y atribuyen, con evidente elitismo a favor de los suyos, las razones contrarias o complementarias al idiotismo, a la corrupción, a la coacción ajena, etc. Dejando de lado que esta comparación está hecha con una buscada exageración, me parece curioso que me parezca legitima la comparación, remarcando la exageración de ésta, entre los que se autoatribuyen la lucha por nuestros derechos con otros a los que aparentemente deberían abominar. 



Forma parte del discurso de algunos que el derecho a huelga se refiere a que el estado no puede interferir en la convocatoria de huelga y que realmente la huelga al ser general debe ser generalmente secundada. Sin embargo, ¿hacen cerrar a todas las empresas? Si la respuesta es sí, dejando de lado la ilegalidad de sus acciones al menos podríamos afirmar una coherencia y consecuencia entre su discurso y sus acciones. Sin embargo la realidad no es evoca a responder un rotundo no. ¿Porqué no? Porqué, aunque afirman en su momento que los recortes solo afectan a los de abajo mientras las grandes empresas salen casi airadas de estos, las empresas que se ven atacadas por las coacciones son las pequeñas y las medianas. Las empresas de barrio y las franquicias que deciden no cerrar en un día de huelga son las que se ven obligadas a cerrar y a asumir las pérdidas ocasionadas por no poder ejercer con normalidad su trabajo. Pero la gran empresa, aquella que es demonizada ad nauseam por el discurso. ¿Qué sucede con ellas? Nada. La normalidad en su jornada sólo queda alterada cuando toca hacer la foto de turno con los piquetes delante de la persiana cerrada. 



Si los datos no nos apoyan, hacemos que los datos nos apoyen. Logísticamente es tan fácil como tirar neumáticos ardiendo a la vía (si los trenes no llegan, los trabajadores tampoco). ¿Cómo consigues decir que en Villanisu Madre la Conoce no hay una puerta abierta en todo un polígono entero? Cortando la carretera que lleve a él. Fácil y para toda la familia, bricomaníacos. Todo queda de cara a la galería: lo importante son las cifras, en un mismo discurso se puede alegar que el seguimiento es del 77% y acto seguido, tras dar a conocer un dato que no está a favor suyo, afirmar que lo importante no son las cifras. Felicito al autor (o autores durante toda la jornada) de estas frases, pues ahora tienen mucho mas espacio en su cabeza para pensar demagógicamente tras haber cogido carretera y manta su coherencia y haber cerrado con un portazo.



En definitiva, el derecho a la huelga general, por el que se luchó a capa y espada durante dos siglos, desvirtuado. Y mientras todos los demás disfrutando de lo votado al PP. ¡Cojonudo! Me voy a dormir mucho más tranquilo sabiendo que alguien está defendiendo mis derechos!


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