En el ideario colectivo de los ucranianos esta idea no es nueva, pues la República de Donetsk es un
concepto bien enraizado en la mente de los habitantes del este de Ucrania. Su creación fue la solución a unos problemas muy similares a los que padece ahora el país ex-soviético. El nacionalismo ucraniano de la región occidental provocó que la región este se separara. Fue una escisión breve, que ni siquiera contó con el reconocimiento de ningún país, pero suficiente, en su año de existencia, para ser incluida en los libros de historia.
Bandera de la República Soviética de Donetsk |
Hace 96 años, mientras la Primera Guerra Mundial asolaba Europa y un poco más al norte la Revolución de Octubre encumbraba a los bolcheviques en Rusia, la recién creada República de Ucrania se convierte poco a poco en un simple protectorado de la Alemania imperial. ¿La razón? La guerra ucraniano-soviética.
En 1917, la Revolución de Febrero había hecho caer el Imperio Ruso y el nacionalismo ucraniano había emergido para declarar su autonomía con respecto al nuevo gobierno provisional ruso. Sin embargo, la Revolución de Octubre de ese mismo año había colocado en el poder a los bolcheviques, que planeaban ceñir a Ucrania bajo su poder. La Rada Central Ucraniana no pretendía ceder ante las injerencias rusas, y pronto, las tropas soviéticas se desplazaban hacia Kiev; la guerra estaba declarada.
Pero lo que era una guerra entre Ucrania y la Rusia Soviética pronto se convertiría en una guerra civil. Es en este contexto en el que nace la efímera República de Donetsk.
Territorio de la República de Donetsk |
Sergeev, Presidente de la R.S.D. |
Pero la misma guerra civil que favorece la creación de la República de Donetsk, se convierte en su fin cuando, meses después, la guerra se estanca al estabilizarse el poder ruso en Ucrania. Donetsk pierde la independencia y es transformada en una mera entidad autónoma, para que, poco más de un año después de su creación, el 19 de febrero de 1919, sea completamente disuelta e incorporada a Ucrania.
Hasta hoy. Habrá quien quiera hacer asociaciones y entender la Alemania de entonces con la Unión Europea de hoy; a la República Popular Ucraniana con el gobierno post-Maidán de hoy; o a la Unión Soviética con la Rusia de Putin. No es difícil, aunque tal vez exagerado, hacer tales asimilaciones. Lo que es seguro es que con el mero reconocimiento de Rusia, el gran interesado en su escisión, esta República de Donetsk ya habrá dado un paso más lejos que su antecesora, por mucho que su fin sea seguir los pasos de Crimea y federarse como autonomía rusa. El resultado lo veremos, próximamente, en los libros de historia.
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