viernes, 6 de enero de 2012
Sapere aude si tienes cojones
Dimidium facti qui coepit habet: sapere aude (ha hecho la mitad quién ha comenzado: atrévete a saber) nos dejó escrito el genio de Konigsberg allá por el siglo XVIII y no tenía ni idea de cuan ardua tarea sería el saber y el pensar tres siglos más tarde.
Pues hoy, día de Reyes, es como cualquier otro día del año. Un día en que a la célebre frase de Kant habría que añadirle un si tienes cojones.
Atrévete a saber si tienes cojones de hacerlo mientras el vecino de arriba tiene la radio a toda hostia haciendo sonar pseudomúsica a níveles audibles por el mísmismo Abe Simpson. Atrévete a saber si tienes cojones de volvera abrir el libro la trigésimodécima vez que te has visto obligado a cerrarlo por distintas llamadas al telefonillo, al teléfono y por el segundo advenimiento de Jesucristo en Móstoles. Atrévete a saber si tienes cojones de hacerlo mientras el vecino de abajo tiene a sus sin-papeles de turno tocando los tabiques desde la hora en que las calles aún no están puestas.
Primera solución: Atrévete a saber de noche. Cuando la gente duerme o se droga y los vampiros acechan en las calles o casas okupas donde no hace falta que sean invitados para entrar es un buen momento, con el silencio que lo acompaña, para abrir por trigésimodécimoprimera vez tu libro o-lo-que-sea y enfrascarte en tus quehaceres hasta que lo único que te perturbe sea el sueño. Eso sí, prepárate para que las ojeras que tendrás al día siguiente y que irán aumentando con el paso de estos sean motivo de suspicaces "Mucha fiesta veo yo por aquí ¿eh?" y similares.
Segunda solución (y la favorita del autor): Mátalos a todos y atrévete a saber.
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