lunes, 3 de junio de 2013

Lo sublime

Sublime.

Sublime es un adjetivo que él sólo evoca sublimidad. ¿Etimológicamente qué es? Ascensión, elevación. Pero no una subida lenta, no, y así nos lo deja ver la ciencia que aplica el verbo sublimar al paso directo de sólido a gas sin pasar por lo gaseoso. Así lo sublime es el ascensor que permite ver a través de sus vidrios la escalera paralela a éste y lo lentos que son los pasos escalón a escalón.





Kant, Burke lo contraponen a lo bello. Lo bello está bien sí, es innegable, sino no seria bello. Pero es mundano, es una flor, es un gatito. Lindo. E inofensivo. Dame lo sublime. Dame terror, dame futilidad. Ponme delante del abismo, y como diria Nietzsche, deja que éste mire dentro de mí. Sólo así sabré lo que es lo sublime.

¿Nunca has tenido un breve sentimiento de ser la más entera y completa nada al mirar al cielo nocturno y compararte con la inmensidad del Universo? Eso es lo sublime. Darte cuenta que eres nada. Es degradación y no lo es. Ya estabas degradado, a un casi nada, a una concatenación casi infinita de ceros detrás de una coma y tú eres un uno, sí, un uno detrás de todos esos ceros. Llevas toda la vida pensando que eres algo, pero no lo eres, ya estabas degradado, lo sublime sólo te ha dejado darte cuenta de ello.

Pero es sublime. Y quieres sentirlo. Estás hecho para sentirlo. 

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